Hoy quiero hablaros de la visión y la relación que ésta tiene en el proceso de la lateralización en los niños. El concepto visión es un término mucho más amplio que tener buena vista de lejos.
Entre el 70-80% de la información que recibimos lo hacemos a través de la visión, siendo el sentido que más neuronas tiene y más oxígeno consume.
Un niño que ve bien significa que sus dos ojos recogen correctamente la información visual, es decir, enfocan conjuntamente tanto en lejos como en cerca, de forma clara y nítida lo que están viendo o leyendo. A través de su vía visual, esa información llega desde las retinas de ambos ojos a la corteza cerebral visual, situada en la parte de la nuca, en la región occipital. Mediante un complejo entramado de redes neuronales, se procesa esa información para poder entenderla y manejarla y así emitir una respuesta de salida.
Este pequeño resumen sobre la palabra visón podría darnos para muchos nuevos post, ya que es un proceso de gran complejidad. Con esto sólo quiero despertar un poco el interés por lo que significa VER BIEN. Hemos de saber que…
¿Y nacemos ya con buena vista? Nooo; cuando nacemos, nuestra visión está aún sin formar. Durante el primer año de vida, a medida que se produce un buen desarrollo motor, se van adquiriendo paralelamente las habilidades visuales de las que hemos hablado anteriormente.
¿Y qué significa eso de un buen desarrollo motor? Es la clave de este post, ya que necesitamos que haya un correcto desarrollo motor tanto para que las habilidades visuales se vayan creando adecuadamente como para que la lateralidad se asiente debidamente. Es decir, que cuando existen alteraciones en la lateralidad, tendremos que echar marcha atrás y valorar cómo fue ese desarrollo motor. Y probablemente nos encontraremos que hubo saltos sin pasar por todas los hitos o etapas que se consideran importantes en su organización cerebral. Si esto es así, casi con seguridad nos encontraremos también habilidades visuales alteradas, tales como una insuficiencia de convergencia, pobre percepción visual, falta de dominancia ocular, movimientos oculares no precisos…etc.
Estas etapas o hitos del desarrollo podemos resumirlas de esta forma: En primer lugar, los bebes realizan movimientos aleatorios de pataleo, movimiento de brazos…después conseguirán girar sobre sí mismos y ponerse boca abajo, postura en la que se hace más fácil el desplazamiento. Tiempo después, comenzarán a desplazarse, primero arrastrándose y luego gateando. Todo esto está guiado por un patrón de movimientos y reflejos internos que llevamos dentro denominados reflejos primitivos.
Durante la etapa de suelo del primer año de vida, el niño adquiere el sentido del equilibrio, del espacio y de la profundidad, ya que a través del arrastre y el gateo los sentidos inmaduros al nacer como ver, oir y moverse se sincronizan por primera vez y aportarán una imagen más completa del entorno. Es decir, la etapa de arrastre y gateo le permite al niño hacerse una idea más clara del entorno y situarse en un espacio. Es en esta etapa cuando se comienza a desarrollar la visión de cerca. El niño necesita enfocar su mano para avanzar, levanta la cabeza y enfoca de lejos mientras avanza, coge objetos y los manipula en diferentes distancias cercanas. Esto también le permite al niño mejorar su psicomotricidad fina, desarrollando la pinza escribana.
Esta fase de arrastre-gateo es tan importante porque favorece el afianzamiento del patrón contralateral o cruzado, usando a la vez ambos hemisferios cerebrales de manera coordinada, a través del desarrollo del cuerpo calloso. Paralelamente, gracias a este patrón cruzado cerebral, los dos ojos empiezan a funcionar juntos por primera vez y se desarrolla lo que llamamos la VISION BINOCULAR. Si todo este desarrollo se produce adecuadamente y con respeto, alrededor de los 6-7 años se definirá una lateralidad diestra o zurda en el niño. Para que esto se produzca de forma natural, también es necesaria una buena integración entre los dos hemisferios a través del cuerpo calloso.
Es por todo esto que debemos prestar mucha atención a la etapa de suelo de los bebés. De esta manera, estaremos asentando unas buenas bases para la correcta adquisición de las habilidades visuales y el asentamiento de una lateralidad bien definida.

Óptico-Optometrista de profesión, tras varios años realizando terapia visual con peques fui observando la enorme relación que existe entre el desarrollo motor, su lateralidad diestra o zurda y las dificultades en el aprendizaje.
Mi espíritu inquieto y mi compromiso con la palabra PREVENCIÓN me han llevado y me llevan a seguir formándome día a día en todo lo relacionado al mundo de la educación infantil, desde el respeto y los buenos cimientos.
Y qué sucede con los niños que no elijen reptar, que eligen otro tipo de «gateo», remero, cangrejo,etc.? Gracias por su respuesta
Buenos días, Helena
En principio cuando hablamos de gateo nos referimos a un buen gateo, es decir, contralateral y simétrico de piernas y brazos. Efectivamente hay niños que buscan otra forma de desplazamiento como los que nos indicas. Desde la perspectiva neuromotora, son formas de desplazamiento anómalas que habría que valorar por qué suceden y en la medida de lo posible, corregirlas, ya que pueden desencadenar trastornos biomecánicos importantes. Por ejemplo, un gateo con piernas asimétricas (como puede ser el remero o cangrejo) puede desorganizar la simetría de la pelvis y arrastrar esa asimetría a otras partes del cuerpo, además de que la activación hemisferial entre ambos hemisferios no será la adecuada.
El culeteo o desplazamiento desde la postura de sentado empobrece la constitución de la espalda, y a nivel visual, está dirigiendo la mirada demasiado pronto hacia el infinito, lo cual puede desorganizar la binocularidad.
El conejeo además impide la puesta en marcha de los patrones de movimiento contralateral del que hemos hablado en el blog.
Por lo tanto, lo ideal es que se produzca un correcto gateo simétrico y durante unos cuantos meses, sin acortar esta etapa de forma indirecta. Y si no es así, valorarlo con un profesional que pueda ayudar a pasar a la posición correcta.
Como la naturaleza es sabia y vamos adaptándonos y compensando situaciones mientras crecemos, muchos niños que no han pasado por la fase del gateo o lo han hecho de estas formas no tendrán ningún problema en el futuro. Pero cuando hay problemas, generalmente te encuentras con saltos en los hitos del desarrollo.
Espero haberte ayudado, Helena. Muchas gracias por participar en este blog.
Saludos!!
Hola! Quería saber que pasa con los niños que nacen con un problema congénito en un solo ojo, y por tanto tienen buena visión en uno de ellos pero prácticamente nada en el otro.
Gracias
Hola María. También tengo un hijo con visión unilateral.
Nació con Microftalmia. Tengo un grupo en Facebook si te interesa. Microftalmia congénita. Beso