Lo que escribo a continuación me ha parecido una forma muy resumida de comenzar una entrada que va a hablar sobre las matemáticas, su relación con la lateralidad, la educación escolar y la motivación..un poco de todo.
A ver dónde me lleva…
– Le enseñé a Huesos a silbar -dice uno.
El otro se agacha y pone su oreja al lado del perro:
– ¡No lo escucho silbando! -responde sorprendido.
– Dije que le enseñé, no que él hubiera aprendido.
Sacado del libro “Enseñar Distinto”, de Melina Furman
El otro día charlaba con una madre y me contaba que su hija de 4 años ha sido diagnosticada de “discalculia”.
Para las personas que desconocen este término, discalculia es un déficit que provoca dificultades en el procesamiento numérico y por lo tanto, en la correcta adquisición de las habilidades matemáticas a lo largo de su aprendizaje. Dicho de forma coloquial, hay quien lo define como la “dislexia de los números”
Pero sin entrar de lleno en lo que significa y nos puede traer de bueno/malo etiquetar a una niña de tan solo 4 años, madurativamente hablando nos estamos dejando funciones y habilidades que tienen que haber sido desarrolladas y maduradas antes de “exigir y subestimar” unos conceptos matemáticos.
¿Qué necesita nuestro cerebro para generar un pensamiento matemático?
Las bases más primitivas del pensamiento matemático
se fundamentan en el desarrollo de la percepción.
Sacado del libro «El desarrollo neurofuncional del niño y sus trastornos»
Jorge Ferré Veciana y Elisa Aribau
En este magnífico libro (mi biblia..) Jorge Ferré nos explica la importancia de la vivencia de un experto gateador y un bipedestante inexperto (es decir, que está comenzando a andar) para adquirir habilidades básicas anteriores al concepto de los números.
Antes de adquirir el concepto de unidad (que como dice el Profe Bernabéu es el concepto más importante de todas las mates de Primaria) el/la peque tiene que discriminar, colocar, separar, transportar, construir diferencias, emparejar, relacionar, organizar series… con los objetos que tiene y alcanza en su entorno, es decir, que pueda ver, tocar y desplazar. Sólo así será capaz de comparar conjuntos y establecer la equivalencia que existe entre ellos.
La noción de unidad (esto es, considerar una manzana, un peluche o un botón, independientemente de su volúmen o tamaño, como una unidad diferenciada del resto) abre las puertas a las operaciones lógicas. Así mismo, consolida la capacidad de contar cuando es capaz de establecer correspondencias de elementos uno a uno.
Esta capacidad de contar lleva un proceso madurativo que lo explican muy bien desde el método ABN. Os dejo aquí un enlace al canal de Youtube de Concepción Bonilla Arenas, por si os resulta de interés. Es un canal valiosisisisimo sobre las Mates en Infantil desde el Método ABN.
Y para contar, igual que para situar objetos en el espacio o los sucesos en el tiempo, necesita tener una referencia clara y un valor de unidad.
Esta referencia clara nos la da la maduración de la lateralidad, creando unas coordenadas espacio-temporales y un ritmo y secuenciación de izquierda a derecha IMPRESCINDIBLES para adquirir todo lo hablado anteriormente.
Es decir, aquí entra en juego:
- Comprender el significado de uno, ninguno, pocos, muchos
- Comprender el significado de más que y menos que
- Emparejar elementos siguiendo un criterio
- Clasificar y crear conjuntos atendiendo a unos atributos
- Ordenar de izquierda a derecha según diferentes criterios, entendiendo a la perfección el concepto de “anterior” y “posterior”
- Comprender lo que significa en nuestra vida habitual “añadir” y “quitar”
Jorge Ferré nos lo deja bien claro:
“Todos estos conceptos y operaciones básicas deben estar plenamente integradas antes de iniciar el aprendizaje de la suma y de la resta, con el fin de evitar la situación bastante frecuente de que los niños aprendan de memoria a resolver situaciones que no entienden. “
La prevención es una de las bases de mi proyecto, y no podemos olvidar la importancia de la detección temprana para evitar los problemas, pero no etiquetemos antes de tiempo de forma superficial. Esto sólo nos llevará a transmitir al niño pequeño que “no es capaz” “no puede” y por lo tanto, a salir corriendo de cualquier aprendizaje en el que aparezca una habilidad matemática, es decir “a odiar las mates…”
Aquí termina la 1ª parte de esta entrada sobre Mates y Lateralidad.
Próximamente más…

Óptico-Optometrista de profesión, tras varios años realizando terapia visual con peques fui observando la enorme relación que existe entre el desarrollo motor, su lateralidad diestra o zurda y las dificultades en el aprendizaje.
Mi espíritu inquieto y mi compromiso con la palabra PREVENCIÓN me han llevado y me llevan a seguir formándome día a día en todo lo relacionado al mundo de la educación infantil, desde el respeto y los buenos cimientos.